El lunes 15 de agosto celebramos la solemnidad de la Asunción de la Santísima Virgen María. Debido a que cae en lunes este año, la solemnidad no es un día santo de obligación; pero sigue siendo una celebración importante. Celebramos el hecho de que, al final de su vida terrenal, la Santísima Virgen María fue llevada, en cuerpo y alma, al cielo. Como dice el Prefacio de este día: "Con razón no le permitirías ver la corrupción de la tumba, ya que de su propio cuerpo ella dio a luz maravillosamente a tu Hijo encarnado, el Autor de toda vida".
El Prefacio también llama a la Asunción de María "un signo de esperanza segura y consuelo para vuestro pueblo peregrino". La Asunción es un signo de esperanza porque presagia el destino hacia el que nos estamos esforzando: para compartir la gloria de la resurrección del Señor. La Asunción es un llamado para que renovemos en nuestros corazones la virtud de la esperanza. El secreto de la esperanza se encuentra en la Colecta de la Misa para este día: "Concédenos, oramos, para que, siempre atentos a las cosas que están arriba, merezcamos ser partícipes de su gloria".
Estemos siempre "atentos a las cosas que están arriba", para que nunca perdamos nuestro enfoque en lo que es más importante en esta vida. Es muy fácil distraerse con cosas menores, pero fuimos creados para algo mucho más grande que las cosas que nos rodean. Con la gloria eterna como nuestra meta, ¿por qué deberíamos conformarnos con algo menos?
Gratefully yours,
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